Porque
estoy aquí, porque he venido un día y continúo a volver?", es la pregunta
recurrente que todos me hacen y que yo también muchas veces he hecho a mi
mismo. Pero no es fácil responder, porque las razones son muy intimas y manan
del recorrido de una vida, la mia, y de una búsqueda de sentido para esta vida.
Creo de
haber sido empujado a cumplir mi primer viaje a esta tierra como respuesta a
una búsqueda irresistible de mis raíces de hombre, como miembro de una
civilización que ha perdido, casi totalmente, esas raices para seguir proyectos
de omnipotencia y mundos ilusorios y absurdos, donde el bienestar y la
felicidad tienen que ser quitado a algunos (la mayoría) para que puedan disfrutarlos
los demás.
Aquí
naturalmente he hallado mucho de lo que buscaba. En estos rostros de piel
morena, en estas personas humildes y dignas he encontrado "un pueblo de
inocentes", como les ha definido el mayor defensor de los derechos humanos
de los indigenas americanos, el obispo Samuel Ruiz. En ellos he visto "la
infancia de la humanidad", o sea como éramos y como prometíamos de ser,
antes de ser atrapados en la voragine de la vida moderna. Les he visto
progenitores e hijos al mismo tiempo, con las semillas originarias y fuertes de
la raza humana pero también con la fragilidad de pequeños indefensos delante la
trituradora de la modernidad, necesitados de cuidado y protección para que puedan
crecer. Que ellos lleguen a crecer y asì nos contaminen para ser aquella
semilla de antigua fecundidad y de esperanza de la que tenemos extrema necesidad.
Por tanto
volver aquí para mí es vivir cada vez una inmersión total en una dimensión que
me obliga a pensar, que me lleva mirar en mi mismo y a la historia de un pasado
todavía vivo directo en los ojos de sus últimos testigos. Haciendo así de cada
viaje una experiencia terapéutica, un baño en un elemento humano y cultural, cargado
de espiritualidad y de inesperada sabiduría, antes que una ocasión de
conocimiento privilegiado y único. Por
eso estoy aquí.
Franco Dragone
Franco Dragone
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